Que no pare la música, aunque cambie de formato

A lo largo del tiempo la música ha sabido sobrevivir a diferentes formatos de reproducción aunque todos buscaban la misma finalidad, que la calidad de audio no se perdiera en el traspaso a los diferentes soportes.

El vinilo o disco gramofónico aparece en 1955 para reemplazar al cilindro fonográfico que se había usado desde 1920. A finales de los 80, y con la llegada al mercado del CD, su uso fue disminuyendo aunque se seguían editando pequeñas cantidades de álbumes en ese formato. Uno de los sectores que seguía usándolo era el de los DJ. Sin embargo, en la última década ha vuelto a resurgir entre la sociedad, ya que muchos tienen nostalgia del sonido que ofrecía y aseguran que la calidad sonora es mejor que la que puede ofrecer el CD. Aunque actualmente es un producto al alza, tampoco interesa mucho que se vuelva a fabricar a gran escala, ya que el material que se utiliza es bastante tóxico para el medio ambiente.

Si recuerdas enrollar un cassette con un bolígrafo, lo más probable es que ya pases de los 30 años.

El cassette (1963) fue otra revolución en los soportes musicales ya que podía almacenar hasta 120 minutos y tenía un diseño, más pequeño que el vinilo, que lo hacía muy cómodo para poderlo transportar. Los reproductores en coches o los emblemáticos Walkman hicieron de  este formato una manera fácil de llevar música a cualquier rincón. Nunca se caracterizó por ofrecer un sonido excelente pero gracias a él se consiguió que la música se pudiera escuchar más allá del salón de casa.

El CD mantuvo una relación muy fuerte con el cassette a finales del siglo XX. Ambos eran los formatos más utilizados para editar álbumes y presentaban un diseño cómodo para poderlos transportar.

La gran innovación de este formato fue que no sólo se podía almacenar audio sino que también podía contener datos. En el año 2000 tuvo su mayor pico de ventas y era habitual ver álbumes que luego llevaban una pista interactiva para que pudieras ver en el ordenador. Surgieron muchos detractores del CD ya que decían que el sonido nunca fue bueno e incluso hubo artistas que al inicio se negaban a editar sus álbumes en ese soporte musical porque aseguraban que perdía calidad. Con la llegada de las plataformas digitales el CD ha visto caer sus ventas en un 50% pero se resiste a desaparecer.

En 1999 apareció el MiniDisc. Se presentaba como la gran innovación, ya que era de menor dimensión y permitía almacenar más cantidad de música y datos.

La realidad fue que muy poca gente optó por este formato y en 2013 su fabricante, Sony, detuvo su distribución por la falta de ventas. Igual que pasó con el Laser Disc en el mundo digital, el MiniDisc no funcionó. Se podía creer que como el CD era un soporte más grande que el cassette, la creación de un soporte más pequeño haría que fuera un éxito, pero el mundo digital va avanzando a pasos agigantados y el MP3 apareció en nuestras vidas dejando a cualquier soporte anterior obsoleto.

Con la era digital mucha música se comienza a consumir en mp3 u otros archivos, y los formatos físicos quedan en un segundo lugar. Ya en los inicios del 2000 plataformas como Audiogalaxy o Last FM ofrecían música en streaming a precios muy reducidos.

En 2006 aparece la empresa sueca Spotify, que reinventa el mercado ofreciendo todas las canciones que tienen en su plataforma de dos formas: o de manera gratuita (con anuncios y alguna que otra limitación de escuchas) o en su versión premium. A partir de ahí aparecieron plataformas similares como Apple Music, Amazon Music o Deezer. Sin embargo, Spotify sigue siendo la más utilizada entre los usuarios.

La mayor ventaja es poder disponer de millones de canciones en cualquier sitio y en cualquier momento y no ocupa espacio de almacenamiento físico, la gran obsesión de los formatos anteriores, ofrecer buena calidad de sonido y ocupar el mínimo espacio posible.

¿Cuál será el siguiente?